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sábado, 27 de junio de 2015

Ponme la mano aquí Macorina






La primera mujer en conducir un automóvil en Iberoamerica fue Cubana. Su nombre María Constancia Caraza Valdés, nació en Guanajai, en 1892. Se hacía llamar María Calvo Nodarse, pero pasaría a la historia como "La Macorina". A los 15 años huye de sus padres con su primer y único amor. Debido a problemas económicos y aconsejada por una amiga decide buscar dinero a cambio de sexo, hecho que termina con la unión. Por su gran habilidad y belleza se convierte en la amante de hombres influyentes y millonarios, quienes la harían codearse con la clase alta de la época.

No fue una prostituta en el sentido indiscriminado que conlleva esta profesión, tampoco trabajó en un burdel, se prostituía selectivamente. Pero llegó a ser la prostituta más influyente, bella, elegante y rica que ha tenido Cuba. Su época de esplendor fue bastante dilatada para este tipo de vida, pues abarcó desde 1917 a 1934. Tuvo cuatro lujosas casas: en Calzada y B, en Línea y B, en Habana y Compostela y en San Miguel entre Belascoaín y Gervasio. Poseyó valiosos caballos, pieles y muchísimas joyas de incalculable valor, nueve automóviles, principalmente europeos, pues eran sus preferidos. Sus gastos mensuales para mantener su tren de vida ascendían a 2000 pesos, sin contar las cantidades extras con las que ayudaba a su numerosa familia, todo lo cual constituye una verdadera fortuna si tenemos en cuenta que hablamos de las primeras décadas del siglo XX.

Ella misma declaró en una entrevista que le hizo Guillermo Villarronda para la revista Bohemia el 26 de octubre de 1958: "más de una docena de hombres permanecían  rendidos a mis pies, anegados de dinero, suplicantes de amor". Fue amiga de ricos habaneros dedicados a la política y los negocios, entre ellos José Miguel Gómez (conocido como "Tiburón") segundo presidente de la República de Cuba, a quien ayudó con su lealtad durante los sucesos de "La Cambelona".

Sobre el origen de su apodo "La Macorina" se cuenta que en una ocasión, mientras caminaba por la acera del Louvre, un joven ebrio al verla pasar dijo: Ahí va la Macorina! Cuando en realidad quiso decir La Fornarina (llamada realmente Consuelo Bello), al quererla comparar con esa famosa cupletista española de la época.

Fue tan popular la Macorina que no sólo tiene en su honor dos composiciones musicales y una pintura de Cundo Bermúdez, sino que fue imortalizada en las famosas charangas de Bejucal en forma de "muñecona" donde dentro de la armazón en los desfiles estaba su creador, un albañil llamado Lorenzo Romero Miñosos. Sobre ella escribió el Asturiano radicado en Cuba Alfonso Camín su célebre poema "Macorina" (incluido en su libro "Carey") que la cantante Chavela Vargas transformó en una de las canciones más conocidas de su carrera.

Antonio Imbert escribió en "La Macorina, un personaje de la vida real" el 29 de diciembre de 1997 para la revista Contacto, en California lo siguiente: "fue un personaje de la vida real, que ocupó un lugar muy peculiar en la historia de la Cuba Republicana". Y añadió: "... su vida ha sido objeto de atención por no pocos escritores y dramaturgos. El investigador y crítico de teatro, el cubano Rine Leal, fallecido el año pasado en Venezuela, ha escrito: ... en el Eros de los Infiernos, la Macorina es la reina de las prostitutas".

Luego de haber acumulado riquezas y ser parte de los más selectivos círculos sociales de La Habana, la situación económica nacional ya no era tan próspera, pero quizás el hecho indiscutible era que la Macorina tenía entonces 42 años. Los amigos del pasado le daban excusas cada vez que ella les pedía ayuda. Así fue vendiendo todas sus pertenencias, desde las joyas, vestidos, pieles hasta sus mansiones y coches. La Macorina acabó en la más absoluta pobreza, viviendo en un cuarto alquilado en una casa familiar habanera, murió olvidada por los hombres el 15 de junio de 1977.




Publicado por MGCubanHistory, en Noviembre 3, 2011. Licencia Estándar de You Tube.



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